TRAS LA CARRETA VERDE



Un día la muerte se llevó a nuestros padres, a nuestros hermanos, y después a nuestros hijos. Ahora ya sólo quedamos una decena de viejos centenarios en esta aldea de agricultores perdida en las montañas de México. Nueve han perdido ya la memoria por completo y vagan por el pueblo como muertos vivientes. Y yo aquí me encuentro buscando entre los aperos de labranza ese mango de madera que acaba en una cuchilla afilada con punta. Alguien tiene que acabar con todo esto.
Pero no lo encuentro. No soy capaz de encontrarlo.

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